En el transcurso de mi actividad profesional, no son pocos los clientes que me he encontrado que no tenían claro el concepto del servicio que se les iba a prestar, e incluso que confundían ese servicio con el que venían recibiendo de sus asesores fiscales y contables.
Pues bien, ¿cuál es la función a desempeñar por parte de los financieros en el ámbito de las pequeñas empresas? ¿Y en el caso de las empresas familiares?
Si en las grandes empresas el ámbito financiero puede desarrollarse en muy diversos apartados, en las pequeñas empresas el espacio se reduce, pero además se vuelve mucho más exigente. Aquí los fallos se pagan generalmente con el patrimonio del propietario. En las pequeñas empresas y más si cabe en las de carácter familiar, una decisión mal tomada en el aspecto financiero puede hundir la empresa y el patrimonio del propietario/s.
En los próximos posts, vamos a tratar de describir los apartados que compondrían la función financiera en las pequeñas empresas, empezando por la que considero más determinante: La gestión de la liquidez.
¿Y qué implica la gestión de la liquidez? Pues abordar el control y la gestión de las siguientes partidas:
- Gestión de la tesorería: aunque la correcta gestión de la liquidez se traduce en el incremento de la tesorería, también existe la necesidad de mantener los saldos necesarios para la operativa diaria de la empresa, Y NI UN EURO MÁS. Todo lo que supere ese importe se traduce en pérdida de oportunidades (vía ingresos financieros, por ejemplo).
- Gestión de inventario: no se trata de gestionar el almacén en cuanto a su contenido, sino al consumo de efectivo que supone mantener inventarios y almacenes. Dinero que tengo en existencias, no lo tengo en el banco. Hay que vigilar que se mantienen los importes invertidos en existencias estrictamente necesarios, además de su correcta rotación. Inventario que no rota no es inventario, es dinero mal gestionado.
- Gestión del periodo de maduración: Definimos el periodo de maduración como el tiempo que transcurre entre que nos aceptan el pedido y se genera el derecho de cobro mediante la entrega del bien o la finalización del servicio. Tenemos que tener en cuenta que dependiendo del sector, podríamos encontrarnos con periodos de 30, 60 o más días hasta que empiecen a contar los días de cobro acordados con el cliente y ese periodo habrá que financiarlo.
- Gestión de la política de cobros de la empresa: Cuando hablamos de política de cobros estamos hablando de la gestión del crédito a nuestros clientes, y eso implica dos magnitudes fundamentales: tiempo y cantidad. Aplicar las políticas de cobros y supervisar su cumplimiento es tarea fundamental en el ámbito financiero de la pequeña empresa.
- Gestión de la política de pagos de la empresa: Cuando nos referimos a la política de pagos nos estamos refiriendo en realidad a la obtención de financiación por parte de nuestros proveedores, y esa financiación es sin coste. Pero ojo, mantener a los proveedores forzados no es sinónimo de buena gestión de la política de pagos, ya que puede traducirse en cortes de suministros o sobre costes en los precios.
En general, una correcta supervisión y asesoramiento en el control y gestión de los apartados anteriormente descritos se traduce en la mejora significativa de la liquidez en la empresa.
Responsable Área Financiera en Japón Matarí