Por favor, no sigas leyendo.
Contesta primero a la pregunta del título en tu fuero interno. Posiciónate. Solo medio minuto de reflexión y adopta una postura mínimamente razonada.
¿Ya?
Seguimos.
Esta es, obviamente, una pregunta trampa. Como la del huevo y la gallina. Podríamos sumar infinitos argumentos tanto en un sentido como en el otro y podríamos provocar acalorados debates que, aunque interesantes, no nos harían avanzar demasiado en una respuesta definitiva a la dichosa pregunta.
Las personas y su felicidad son o deben ser siempre el fin último de nuestro esfuerzo, pero para ello a veces habrá que priorizar aspectos más pragmáticos. Es cierto que la empresa es un vehículo para llegar allá dónde queremos ir, pero si el vehículo se desmorona el objetivo también se nos puede venir abajo.
Habrá situaciones en las que las personas deberán sacrificarse por el bien de la empresa y ocasiones en las que la empresa deberá apoyar las circunstancias familiares. Con lo cual ya tenemos una primera aproximación de una posible respuesta, el famoso “depende”. Las circunstancias serán determinantes. Sobre todo cuando sean extremas o críticas.
Pero, ¿y cuando las circunstancias sean razonablemente estables? Cuando queramos trabajar para anticiparnos a los acontecimientos (que es siempre lo más recomendable en asuntos de empresa familiar), ¿Qué ponemos por delante? ¿Qué priorizamos para acertar de cara al futuro?
En este caso, como en muchos otros de la vida cotidiana, el estrés, la angustia y la confusión a la hora de encontrar una respuesta están causados por una mala formulación de la pregunta. Y es que no hay respuestas correctas para preguntas equivocadas.
El error en este caso está en contraponer una institución frente a la otra. No es la Empresa O la Familia. La pregunta debería formularse en los siguientes términos:
¿Qué tenemos que hacer para poder atender simultánea y satisfactoriamente las necesidades de la Empresa Y de la Familia?
Si nos paramos a pensar, la primera pregunta está en el origen de los males y las trampas de la empresa familiar. Cuando pensamos en modo de dilema, de encrucijada, acabamos utilizando cada institución para alcanzar objetivos que no le son propios, lo que es fuente segura de conflictos más o menos inmediatos.
La segunda pregunta sin embargo es fuente de soluciones y de armonía. Expresada en términos de conjunción, la pregunta nos invita a identificar necesidades y explorar propuestas. Nos estimula para comprometernos y poner nuestro talento y creatividad al servicio de las dos comunidades, y de esta manera encontrar sinergias y modos de hacer que multipliquen los rendimientos y la prosperidad de las personas que las componen.
La metodología y las herramientas para trabajar la empresa familiar cada día se van perfeccionando y existen magníficos profesionales que nos van a ayudar a poner todo en orden.
Pero el primer paso está en nosotros, en hacernos la pregunta correcta en el momento adecuado. Si lo conseguimos, la respuesta vendrá de camino de manera casi automática. Porque las preguntas son mucho más poderosas que las respuestas; para lo bueno y para lo malo.
Dirección en Japón Matarí