La sucesión en la empresa familiar es un tema que ha sido abordado por innumerables expertos y estudiosos de la gestión empresarial. A pesar de ello, sigue siendo un obstáculo que la mayoría de las empresas familiares no han logrado superar.

La sucesión no es solo una cuestión de pasar la antorcha de la propiedad y la gestión de la empresa de una generación a otra; también se trata de asegurar que la empresa siga siendo exitosa y sostenible a largo plazo.

En la mayoría de las empresas familiares, hay un legado implícito de dedicación y trabajo arduo. Cuando el fundador o el miembro de la familia a cargo de la empresa considera ceder las responsabilidades a otros miembros de la familia, surgen nuevas esperanzas y aspiraciones para el crecimiento y la gestión del negocio.

Por este motivo es un proceso complicado y emocional tanto para los miembros de la familia como para los empleados. En muchos casos, la falta de planificación y comunicación adecuada puede llevar a conflictos y a la desaparición de la empresa familiar.

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Para que la sucesión sea exitosa, es esencial que la familia y la empresa trabajen juntas de manera efectiva

Muchos de los propietarios de empresas familiares sienten aprehensión al alejarse de la gestión del negocio debido al miedo a perder su autoridad.

Por eso es esencial y determinante contemplar la elaboración de un plan de sucesión a medio y largo plazo que consiga reunir estos elementos:

Planificación anticipada: La planificación de la sucesión debe comenzar lo antes posible, preferiblemente varios años antes de que se produzca el cambio de liderazgo. Esto permite a los miembros de la familia y a los empleados de la empresa prepararse para la transición y minimizar cualquier interrupción en el negocio, desarrollar habilidades y conocimientos relevantes.

La opción más común entre las empresas familiares es: “No hacer nada hasta la muerte del fundador”.Además, la planificación temprana es esencial para conocer las necesidades financieras de la familia y de la empresa, así como los posibles conflictos que puedan surgir.

Claridad en los roles y responsabilidades: Es importante que los roles y responsabilidades de cada miembro de la familia en la empresa estén claramente definidos. Esto evita la confusión y los conflictos internos que podrían surgir durante la transición.

Identificación de los sucesores adecuados: Es esencial identificar a los sucesores adecuados para liderar la empresa en el futuro. La elección de los sucesores debe basarse en la experiencia, la formación y la capacidad de liderazgo, en lugar de en la filiación familiar.

Formación y desarrollo: Los sucesores deben recibir una formación y desarrollo adecuados para prepararlos para su papel en la empresa. Esto puede incluir el aprendizaje de habilidades técnicas y de liderazgo, así como la exposición a diferentes aspectos del negocio.

Comunicación abierta y honesta: La comunicación abierta y honesta entre los miembros de la familia y los empleados de la empresa es esencial durante la transición. Esto ayuda a asegurar que todos estén alineados en los objetivos y valores de la empresa y que los cambios sean entendidos y aceptados.

Continuidad empresarial: La continuidad empresarial debe ser un objetivo clave durante la sucesión. Esto implica asegurarse de que la empresa tenga una estrategia sólida y que se mantengan las relaciones clave con clientes, proveedores y otros socios.

Siguiendo estas directrices y disponiendo de un plan de sucesión sólido el proceso será mucho más distendido y exitoso.

Es importante tener en cuenta que el proceso de sucesión implica ceder el control y la propiedad de la empresa a una nueva generación, lo que puede generar cierta incertidumbre y resistencia en algunos miembros de la familia.
Por esta razón, los asesores externos son una figura clave en el proceso de sucesión, ya que su experiencia y conocimientos pueden contribuir a reafirmar decisiones importantes y aportar nuevas ideas para garantizar una transición fluida y exitosa.

Además, es una figura que puede ayudar a la familia a identificar y solucionar conflictos que puedan surgir durante el proceso, lo que resulta fundamental para garantizar la continuidad y el éxito de la empresa en el futuro.

Fuente:
(1) Deloitte

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