Las empresas familiares se sostienen principalmente sobre 4 pilares: la familia, la empresa, el patrimonio y la sociedad.
El patrimonio podemos definirlo como un recurso clave para impulsar el crecimiento del negocio, emprender nuevos proyectos y superar épocas de incertidumbre. Por eso, es importante que las familias empresarias aprendan a identificar, valorar y proteger su patrimonio.
Es importante diseñar una estrategia patrimonial que equilibre las necesidades de la empresa con las de la familia, asegurando que el patrimonio per cápita se mantenga incluso cuando la familia crezca. Una adecuada gestión está estrechamente ligada al éxito de uno de los mayores retos de toda empresa familiar: la sucesión generacional.
El patrimonio no es una simple una lista de bienes: es el puente entre el presente y el futuro de la familia empresaria. Bien gestionado, asegura la continuidad del legado, fortalece la unidad familiar y protege la sostenibilidad económica.
El Patrimonio: Más Allá de lo Material
En una empresa familiar, el patrimonio incluye:
- Valores y reputación: Lo que la familia ha construido y que trasciende generaciones.
- Capital humano e intelectual: Las habilidades, relaciones y conocimientos que enriquecen el proyecto empresarial. Este patrimonio intangible es la verdadera base del éxito y debe protegerse con tanto cuidado como los bienes materiales.
Gestionar el Patrimonio para Garantizar la Sucesión
La planificación de la sucesión empieza con una gestión sólida del patrimonio familiar.
Para gestionar el patrimonio de forma eficiente, es imprescindible contar con una política patrimonial que refleje los objetivos y valores compartidos por todos los miembros de la familia. Este tipo de enfoque permite prevenir los tan temidos conflictos internos.
Un patrimonio no gestionado adecuadamente puede convertirse en una fuente de tensiones. Es aquí que juegan un rol importante la formación y la profesionalización: contar con miembros capacitados y preparados garantiza que las decisiones patrimonialessean sostenibles y estratégicas, permitiendo que el legado crezca y se proteja en el tiempo.
En este contexto, la sucesión se convierte en un momento crítico para cualquier empresa familiar.
Más allá de ser un simple cambio generacional, es una oportunidad para fortalecer las bases del negocio y reafirmar el compromiso con el legado familiar. La clave está en anticiparse a este proceso, implementando estructuras que permitan una transición fluida y preparando a las nuevas generaciones para asumir el liderazgo con confianza y visión.
La incorporación de órganos de gobierno, como protocolos familiares o consejos de administración, facilita la separación de roles entre lo familiar y lo empresarial, reduciendo tensiones y promoviendo una gestión más profesional. Por otro lado, una estrategia empresarial sólida asegura que la empresa esté preparada para adaptarse a un entorno cambiante y globalizado, mientras que la cohesión familiar se refuerza mediante valores compartidos y acuerdos claros que regulen las relaciones entre sus miembros.
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