En las ciudades europeas es común ver cómo una etiqueta de colores en el parabrisas decide quién puede circular y quién no. El objetivo es reducir emisiones, pero lo cierto es que un simple adhesivo no refleja toda la complejidad de la sostenibilidad. Sirve como filtro práctico, aunque muchas veces se queda en la superficie.
La apariencia no refleja el impacto
En el mundo empresarial ocurre algo parecido. Cada vez más organizaciones muestran certificaciones o distintivos que acreditan un compromiso con la sostenibilidad, la innovación o la transformación digital. Son útiles como señal, pero no siempre expresan la realidad de fondo. El riesgo es que se confunda la apariencia con el esfuerzo real, y que la conversación sobre sostenibilidad se quede atrapada en símbolos en lugar de mirar lo esencial.
La paradoja en la empresa familiar
En la empresa familiar esta paradoja se percibe con claridad. Muchas familias empresarias llevan años trabajando en procesos profundos: profesionalizar la gestión, reforzar los órganos de gobierno, planificar la sucesión con rigor o invertir en innovación y cuidar la relación con su entorno. Son decisiones que garantizan continuidad y estabilidad a largo plazo, pero que rara vez se resumen en un distintivo llamativo.
Mientras tanto, otras compañías pueden lucir un sello ESG o una etiqueta de calidad sin haber afrontado los cambios internos que realmente transforman una organización. Esa disonancia recuerda que la sostenibilidad no se puede simplificar: no depende de un logo en la web ni de un certificado colgado en la pared, sino de la coherencia entre los valores de la familia y las decisiones que se toman en la empresa.
Sostenibilidad más allá de lo ambiental
La sostenibilidad en la empresa familiar abarca mucho más que lo ecológico.
Un informe de KPMG sobre empresa familiar reafirma que la sostenibilidad ya forma parte esencial de su modelo: un 43 % de estas empresas la incorpora en su agenda estratégica . Además, el camino hacia esa sostenibilidad está marcado por ocho palancas clave: estructuras de gobierno claras, incorporación de profesionales externos, diversidad de género en los consejos, digitalización, mentalidad emprendedora, visión a largo plazo y medición rigurosa de resultados en sostenibilidad. Estas claves refuerzan la idea de que la transformación sostenible no nace del marketing, sino de una solida estrategia empresarial.
La sostenibilidad como legado
Estos esfuerzos generan valor real: confianza de inversores, acceso a financiación, atracción de talento y reputación sólida. Las empresas familiares que integran prácticas de buen gobierno y transparencia tienden a ser más resilientes, innovadoras y cohesionadas. Asimismo, se observan cada vez más inversiones crecientes en sostenibilidad: el 90 % de las empresas familiares españolas prevén aumentar su inversión ESG en esta década, con un volumen proyectado de hasta 140.000 millones de euros hasta 2030.
La empresa familiar sostenible combina legado e innovación, arraigo e inclusión, rendimiento y responsabilidad. La sostenibilidad exige decisiones congruentes, visión a largo plazo y un compromiso social que trasciende los símbolos.
Fuente: