Si nos preguntamos quién genera más puestos de trabajo y riqueza en España, es muy posible que las primeras respuestas que nos vengan a la cabeza sean las grandes empresas multinacionales o del sector público. Sin embargo, si nos ceñimos a las cifras reales, comprobaremos que existe un tipo de compañía que sustenta actualmente una buena parte del empleo y del desarrollo económico en nuestro país: la empresa familiar.
Gestión de la Empresa Familiar
La gestión de empresa familiar es una labor compleja, que requiere habilidades directivas y también un conocimiento profundo del negocio para poner en práctica estrategias corporativas. Se necesitan personas con alta capacidad de resiliencia, ya sea para lidiar con la economía cambiante, seleccionar a los empleados más adecuados o rivalizar con la competencia. Y es que una empresa familiar se debe enfrentar a múltiples desafíos. El primero paso necesario es identificarlos para, posteriormente, ser capaz de superarlos.
Sin trabajadores buenos y potentes, el resto no tiene valor
En las empresas es esencial establecer una vocación de relación a largo plazo con los empleados y empleadas, traducida en la aplicación de políticas de promoción interna que garantizan el desarrollo del talento del equipo humano a lo largo de la vida profesional. Este compromiso consigue, además, que las personas se identifiquen de una manera natural con los valores y con los principios corporativos de la compañía.
Una estrategia diferenciada
Las compañías de origen familiar destacan por contar con una estrategia diferenciada y una visión de futuro a largo plazo basada en los valores y cultura de la compañía. La responsabilidad y el compromiso con el entorno son fundamentales y, en muchas ocasiones, vitales para la toma de decisiones. Así, el rendimiento comercial siempre va acompañado por el compromiso de la familia con el negocio y ambas se convierten en un verdadero activo enriquecedor para el equipo de gestión.
Transmisión de valores
La transmisión de los valores familiares entre sus públicos internos es el gran reto al que se enfrentan las empresas familiares.
El 81% reconoce que la comunicación interna es una herramienta clave para poner en valor, trasladar y hacer vivir los valores familiares entre todo el equipo humano. Y más del 50% no dispone de un mecanismo de comunicación formal.
Los datos hablan
Según el estudio ‘Los valores y la comunicación en la empresa familiar’, realizado por el IESE y Atrevia, considera que el modelo de empresa familiar aumenta la reputación de la compañía y casi el mismo porcentaje estima que la familia fortalece la imagen de la empresa de cara al cliente.
Además, el 95% percibe que formar parte de un negocio familiar fortalece la relación con los empleados y el 70% considera que contar con una familia propietaria les diferencia positivamente frente a la competencia. Es decir, ser empresa familiar es, en sí mismo, un valor competitivo en el mercado.
según el informe ‘Los cinco atributos de las empresas familiares duraderas’ de McKinsey, este tipo de empresas suelen enfatizar el cuidado y la lealtad. Asimismo, alimentan los valores familiares y les dan a las nuevas generaciones un sentido de orgullo por la contribución de la compañía a la sociedad. De hecho, las compañías de origen familiar destacan por su compromiso y han sido abanderadas de la responsabilidad social corporativa y el cuidado al medio ambiente en los territorios donde operan y/o están instaladas.
Las personas
Peter Senge afirma que «las organizaciones que cobrarán relevancia en el futuro serán las que descubran cómo aprovechar el entusiasmo y la capacidad de aprendizaje de la gente en todos los niveles de la organización».
El legado junto con la propiedad en manos de la familia y la dimensión humana son características inherentes de la Empresa Familiar. Pero, además del legado, otra de las características de la Empresa Familiar es la dimensión humana, un elemento fundamental que nace de la familia y trasciende a ella, ya sea con trabajadores, accionistas, proveedores, clientes o su entorno más cercano, local y regional que es el lugar de origen de la familia y de la empresa. Los lazos emocionales y el sentimiento de pertenencia a un proyecto común se traducen en un mayor cuidado en el trato con los agentes más cercanos, especialmente los trabajadores, los clientes, las instituciones o incluso otras empresas locales.
Como especialistas en empresa familiar, sabemos que este factor humano, el poder ponerle voz y cara a una empresa a través de la familia, gestionado adecuadamente, como hacen la mayor parte de las empresas familiares, se traduce también en un plus de credibilidad y confianza.
Fuentes:
(1) El Confidencial
(2) McKinsey
(3) Deloitte
(4) Expansion
(5) IEF
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