Abordar la problemática familiar en las empresas necesita a veces de grandes dosis de humor. Son, las personas integrantes de estos círculos, quienes toman la iniciativa de hacer comparaciones dentro de la ironía y la exageración para, sin entrar en detalles que suponen un violación de la intimidad familiar, transmitir al consultor la realidad de estas relaciones en el torno empresa-familia.
Así, Los Simpson, La Familia Monster, o La Guerra de los Rose se convierten en ejemplos sátiros para establecer analogías personales.
Con este permiso tácito hoy reflexiono sobre el rol de la madre, trabaje o no en la empresa, a la hora de llegar a acuerdos o simplemente encontrar soluciones profesionales para solucionar conflictos, establecer el plan de sucesión o mejorar la competitividad de la pyme familiar.
La madre es como el poder oculto o fuerza transpersonal presente de forma invisible en el proceso, capaz de conseguir un trabajo excelente o de “arruinar la vida del consultor”. Lo peor que puede ocurrir en los inicios del proceso de intervención para la implantación del Protocolo Familiar es que la madre, la señora y esposa del fundador de la empresa después de oírte y asistir a las primeras reuniones sentencie: “Me parece perfecto, pero creo que este asunto lo podéis arreglar sin mi presencia entre: padre/hijos y consultor”… entonces … tiemblo!!!
Tiemblo porque soy madre y soy hija. Como madre lo último que deseo es que toque a mis polluelos, el paso de “corderito feliz” a “León enfurecido” puede oscilar en décimas de segundo.
Pero como hija también sé que el cariño tiene muchas facetas y modos de configurarse y repartirse en el plano familiar. La madre en nuestra cultura es la encargada de transmitir los valores tanto sociales como culturales, así como los patrones familiares, y a veces en las empresas los patrones relacionales no coinciden con los familiares, pudiendo esta diferencia provocar una “necesidad de intervención” para la salvaguarda de los principios generales que definen el clan, (¿Me he explicado?) y esta provocación estará vinculada de forma proporcional al cómo, cuando, donde y quien le transmite la información.
Por ello cuando hablamos de realizar el protocolo familiar, me aseguro de que estas madres estén presentes, se informen y comprendan la diferencia entre realidad empresarial y familiar, trato de apaciguar sus miedos y leer entrelíneas para que mi trabajo con los equipos familiares lleguen a buen término, y también me permito compartir y verbalizar aquellos aspectos que ayuden a la comprensión familiar desde el respeto a la intimidad, al clan familiar y siempre, siempre buscando el equilibrio entre las partes.
Esta vez no contaré ningún ejemplo concreto, no hace falta porque si perteneces a una familia empresaria seguro que sabes a lo que me refiero, ¿verdad?
Consultora en Japón Matarí
