En posts anteriores os hemos hablado de los 4 pilares de las pymes familiares, y os explicábamos al detalle en qué consistía los dos primeros, la familia y la empresa.
Hoy queremos profundizar en el tercer pilar, el patrimonio, el cual debe atender los objetivos vitales de las personas que componen la pyme y permite planificar el futuro con calma y juicio.
Gestionar patrimonio no es lo mismo que gestionar empresa. Las capacidades y conocimientos necesarios son distintos e incluso contrarios, y el éxito en la trayectoria empresarial no garantiza logros en la gestión patrimonial.
Los valores, la reputación, la experiencia adquirida a través de generaciones, la formación, las relaciones y contactos, son el autentico patrimonio de una Familia Empresaria: el capital humano e intelectual.
Definir una política patrimonial familiar adecuada a los objetivos y necesidades de sus miembros es la clave de inicio de su gestión.
El auténtico patrimonio de calidad es aquel que consigue proporcionar plenitud y armonía a sus propietarios. Que no es fuente de conflictos, sino todo lo contrario, está al servicio de las personas para hacerlas crecer y cumplir sus objetivos personales y de grupo. Que consigue mantener la unidad y la fortaleza de la familia y al mismo tiempo permite a cada persona elegir su propio camino y buscar su identidad.
Una buena gestión patrimonial familiar permite desarrollarse e integrarse a todas las personas que forman el proyecto familiar, sin excepción. Hace posible la interdependencia, el yo y el nosotros. Esta es la clave para compatibilizar armonía y continuidad.
La generación, protección y proyección de futuro de un patrimonio familiar de calidad debe ser uno de los objetivos principales de una PYME Familiar.
Un patrimonio de calidad va mucho más allá de los bienes materiales, de las empresas, de las posesiones y los activos financieros, que en definitiva no deberían ser más que un medio para lograr un fin. Si el fin no está definido, o los objetivos no son compartidos por todas las personas implicadas, el patrimonio material acaba siendo más una fuente de conflicto, de división y de perdida de unidad y potencia familiar.
Todas estas cuestiones colocan a una adecuada gestión del patrimonio familiar (humano, intelectual y económico) en la base de la continuidad y la armonía de la PYME Familiar. Es un trabajo muy distinto al de la gestión empresarial, pero absolutamente necesario y complementario.
Por todo ello, desde este tercer pilar nos proponemos ayudar a las personas que conforman las PYMES Familiares de nuestro entorno a:
- Gestionar y proteger mejor sus patrimonios.
- Reconocer su importancia y trascendencia.
- Formarse en las disciplinas especificas.