Resulta un poco frustrante hablar de Protocolo Familiar, cuando recientemente ha fallecido el fundador de EULEN, una gran empresa familiar que saltó a los medios de comunicación por sus problemas familiares y la repercusión de estos en la gestión del grupo empresarial.
Esta familia me consta que habían firmado dicho Protocolo que sin embargo no parece haber tenido las consecuencias deseables. Pero para poder juzgar este hecho deberíamos tener ciertas informaciones que no llegaremos a tener nunca, pues una historia familiar está plagada de asuntos de diversas índoles, algunos de los cuales habitan en el subconsciente colectivo de la familia, y esta dificultad de llegar a ellos impide que podamos hacer un juicio adecuado.
Pero puede que si no hubieran tenido el Protocolo, igual tampoco hubieran llegado tan lejos …
EULEN tiene su historia, pero lo que importa ahora es qué historia quieres que tenga tu empresa, y qué historia quieres contar a tu familia el día de mañana, y como en todas las historias habrá momentos de bonanzas, aciertos y celebraciones y otros de aprendizajes y corrección de trayectorias, lo importante es que a largo plazo seamos capaces de mantener la paz “social-familiar- empresarial” que permiten que los proyectos empresariales cobren vida propia y sean viables más allá de la generación actual.
Para ello hay que trabajar de forma ardua, nada es fácil, pero una planificación adecuada nos va a ayudar a aclarar la ruta y transitarla con el menor coste posible, y no hablo solo de recursos económicos, también me refiero al coste emocional y energía vital que las familias empresarias invierten en el desarrollo de sus proyectos “vitales-empresariales”.
Así que, ¿por dónde empezar?
Mi respuesta es “vamos a diseñar un Protocolo familiar”, que os permita trabajar de forma interna en las relaciones familiares, interfamiliares con la empresa y aclare dudas, consensue una visión compartida, fomente el compromiso familiar, propugne una defensa del patrimonio familiar y cree ese marco de relaciones que necesitamos para no vivir en la incertidumbre, y desarrollar los proyectos personales con seguridad, garantizar la existencia de la empresa más allá de la sucesión e incluso saber cómo vamos a abordar el conflicto cuando éste aparezca.
Porque el fruto del Protocolo Familiar es un documento de “X” páginas que se firma con un consenso de la familia empresaria en sentido amplio y que actúa como un “pacto entre caballeros” (Salvo acuerdos o clausulas puntuales que pudieran tener eficacia penal).
Pero lo realmente importante en la implantación del Protocolo es precisamente el proceso de diseño e implantación. En este proceso vamos a “urgar” en las tripas del negocio, aspecto esencial que determina la existencia de la familia empresaria, vamos a debatir y sacar a la luz las expectativas personales, las opiniones y criterios que pueden interferir en la consolidación del compromiso final, vamos a estudiar la situación patrimonial y proponer medidas de defensa y en generar dirimir esos aspectos que pueden favorecer un entendimiento pleno de la cuestión familia-empresa-patrimonio.
Y vamos a darnos tiempo, sí, tiempo para reflexionar, compartir, estudiar, corregir, trabajar, todas las cuestiones que cada uno de los miembros de la familia empresaria tiene acerca de la empresa, y también tiempo para revisar aspectos del negocio que van a determinar el éxito de la implantación como son: la profesionalización de la gestión, el redimensionamiento de la estructura empresarial, aspectos financieros, ratios de endeudamiento, estrategia de negocio, etc.
En Japón Matarí, entendemos que el trabajo en la empresa familiar hay que abordarlo desde el enfoque multidisciplinar, con una gran sensibilidad y coherencia con los valores de la familia y compromiso con el propio proyecto empresarial. Con más de 30 años acumulados de experiencia con la pymes familiares andaluzas, te invitamos a conocernos y seguirnos, pues en sucesivos posts analizaremos aspectos concretos sobre el Protocolo Familiar.
