Casi al principio de empezar a trabajar con sus nuevos consultores de empresas familiares Enrique se dio cuenta de algo:
Redactar un protocolo para su empresa familiar no era suficiente.
Pongámonos en contexto. Enrique Sánchez es el gerente de Conservas Sánchez, empresa familiar en segunda generación de la que es gerente. Antes de jubilarse ha contratado a una consultoría de empresas familiares para que le ayuden a dejar las cosas ordenadas.
Hay muchos problemas que resolver y cree que lo mejor que puede aportar en sus últimos años de actividad al frente de la empresa es una cierta dosis de equilibrio y la empresa bien encaminada para afrontar los retos del futuro.
Hay muchos más temas claro, pero estaban por ahí revoloteando, le daban vueltas en la mente y no conseguía aterrizarlos.
De todas formas, antes de empezar el proyecto Enrique pensaba, quizá sin mucha base, que todo giraría alrededor del protocolo familiar y lo demás iría cayendo por su propio peso.
Pero su opinión había cambiado, ahora se daba cuenta de que estaba enfrente de un proyecto de años, compuesto por muchos otros proyectos más pequeños y que afectaba no solo a la empresa, sino también a la familia, al patrimonio y a las relaciones que se establecen entre ellos.
¿Por qué cambió Enrique de opinión?
Ya te he comentado que Enrique es el gerente y además ejerce como tal. Lleva todos los aspectos de la gestión de la empresa y se involucra en todos y cada uno de ellos. Tal y como había visto que hacía su padre. Es muy consciente de su función y de cómo quiere llevarla a cabo.
Para los temas económicos delega en su hermano y socio Adolfo que además se encarga de la gestión del patrimonio generado, quizá no de forma muy consciente y desde luego sin establecer la necesaria separación entre las cuentas de la empresa y lo demás, pero se encarga.
Además tres de sus hijos y uno de sus yernos están trabajando en la empresa, así como los tres hijos de Adolfo y una de sus nueras.
Toda esta situación era muy normal para Enrique, se había ido creando de forma natural a medida que la empresa y su familia iban creciendo, hasta ahora sin traumas. Aunque no estaba ciego y era consciente de que, poco a poco, se habían ido creando algunas tiranteces entre sus familiares. Enrique estaba también seguro de que él no era el único en darse cuenta de que la fecha de su retiro se acercaba y había expectativas para sucederle al frente de la empresa y para ocupar los distintos puestos que quedarían vacantes al moverse la jerarquía.
Algunas de esas expectativas no se iban a cumplir y eso iba a generar frustración.
Por eso el pensaba que hacían falta unas normas, una ley que todo el mundo pudiera seguir y que se debía reflejar en algo como un protocolo familiar.
Todo buen consultor busca entender el problema antes de empezar a ofrecer respuestas, la respuesta a cualquier pregunta suele encontrarse fácilmente una vez que la pregunta se formula de manera correcta.
Así que se dedicaron primero a trabajar con Enrique y entender muy bien sus expectativas, una vez hecho esto le expusieron de forma razonada que debía cambiar su forma de entender el problema.
Le explicaron que su empresa familiar era más que eso, era un sistema formado por distintas variables, que para hacer honor a su nombre cambiaban en función de factores externos y del paso inexorable del tiempo.
Le hicieron entender que ese sistema estaba formado por la empresa, la familia, el patrimonio y las relaciones que se forman entre ellos.
Le forzaron a pensar en cuál debía ser el resultado del sistema, es decir, el propósito por el que existe, su razón de ser. Y ahí salieron palabras como tranquilidad, prosperidad, desarrollo, continuidad, progreso, riqueza o armonía.
Le hicieron ver que “la ley” (el protocolo familiar) no evita ni resuelve conflictos y que estos van a aparecer queramos o no. Cada uno de estos conflictos añadirán inestabilidad al sistema. A lo más que podemos aspirar es a ordenar el sistema de forma que reduzcamos su inestabilidad y lo ayudemos a autorregularse, detectar los problemas en su origen y contar con formas de gestionarlos.
Enrique terminó por convencerse e interiorizar que la paz que buscaba no iba a llegar por medio del establecimiento de unas normas sino que debía construirla y trabajarla.
Así que se puso a ello.
El arranque
Los consultores establecieron un entorno sobre el que empezar a trabajar y que debería gobernar todas sus acciones a partir de ahora:
- Evitar soluciones rápidas o parciales, todo sistema es por naturaleza inestable y no debemos accionar ninguna de sus variables sin comprender las implicaciones de esta acción.
- Va a haber resistencia al cambio, es natural e inherente a la condición humana. Debemos prepararnos para ello y establecer estrategias que gestionen el cambio.
- Herramientas y método para poder comprender el sistema en detalle, aprender de él y saber cómo actuar.
- Establecer un proyecto global que trate todos los temas que necesitamos resolver. Comunicar a todos los niveles y frecuentemente.
No fue fácil para Enrique aceptar estas bases de trabajo pero finalmente accedió y quedaron establecidos los cimientos sobre los que edificar el futuro de Conservas Sánchez.