Diversos estudios han demostrado que las empresas familiares españolas invierten un 66 % más en innovación que las no familiares y cuentan con un stock acumulado de I+D un 56 % superior.
Por eso, la innovación en la empresa familiar es hoy una condición de supervivencia.
No es fruto de una idea brillante ni de una sesión de creatividad afortunada. Innovar exige método, estructura y equipos bien configurados, unidos por un propósito compartido.
La experiencia demuestra que la capacidad de innovar puede marcar la diferencia entre garantizar la continuidad o quedarse atrás.
No se trata de juntar a las personas más talentosas, es necesario diseñar grupos capaces de combinar experiencia, intuición y apertura al cambio para transformar la forma en que la organización aprende y evoluciona.
Una empresa no solo aprende a través de la experiencia de su equipo.
Como todo sistema vivo, evoluciona por retroalimentación: incorpora nuevas formas de pensar y, al mismo tiempo, deja atrás hábitos o saberes que ya no le sirven para adaptarse y seguir creciendo. Y como tal, puede desaprender cuando pierde conocimiento, talento o prácticas que formaban parte de su memoria colectiva.
Dos errores frecuentes
Formar equipos de innovación en una empresa familiar no es tarea sencilla. No basta con invertir en innovación si las relaciones dentro y fuera de la empresa dejan huellas negativas.
En la empresa familiar, cuidar los vínculos es tan importante como diseñar buenos procesos: de ellos depende que el equipo funcione, se integre y genere un impacto real.
1. Equipos homogéneos
Donde todos piensan igual.
Este tipo de estructura facilita la comunicación y el consenso, pero limita la creatividad y la capacidad de cuestionar lo establecido.
Sin contraste ni diversidad cognitiva, la innovación se vuelve predecible.
2. Equipos demasiado diversos
Con perfiles muy distintos, pero sin un propósito común ni mecanismos de integración.
La riqueza de perspectivas, si no se gestiona, se convierte en fricción improductiva.
El desafío es lograr que la diversidad sume, y no que disperse.
Equilibrio, propósito y autonomía
La diversidad impulsa la innovación, pero el propósito le da su justa dirección.
El verdadero reto está en encontrar el equilibrio: equipos con diversidad funcional y generacional, unidos en la búsqueda de una cultura compartida.
Los estudios coinciden en que la diversidad genera resultados cuando va acompañada de autonomía responsable, liderazgo colaborativo y una estructura de decisión ágil.
Innovar también implica abrirse al entorno, colaborar con otras empresas, instituciones o actores del ecosistema para compartir conocimiento, generar sinergias y fortalecer la reputación del conjunto.
Avanzar en buen gobierno y transparencia, comunicar resultados con claridad y hacerlo desde la confianza y no desde la reacción, refuerza la credibilidad de la empresa familiar y la posiciona como un socio estratégico en su comunidad.
La innovación en la empresa familiar no se improvisa: se diseña, se acompaña y se cultiva. Empieza por los equipos: por cómo se eligen, cómo se estructuran y cómo se integran en la cultura de la organización.
Cuando esos equipos funcionan con diversidad, propósito y confianza, la empresa familiar se adapta al cambio y lo lidera.