El mundo cambia. La sociedad está cambiando, la tecnología cambia, y por supuesto, el modo de hacer negocios cambia también. Es una consecuencia natural. Y si creemos que ese cambio puede tardar en afectarnos, estamos equivocados.
Además, el mundo cambia a una velocidad que no se había visto antes. Cuando aparecieron los primeros ordenadores, el proceso de cambio en los negocios tardó décadas en influir a escala global, afectando a las pequeñas empresas y entornos locales.
Pero hoy en día los cambios tardan mucho menos en llegar a todos los rincones.
El fenómenos de la uberización en las pymes familiares
Amazon apareció en 1994 y Google en 1998. ¿Nos ha cambiado la forma de hacer negocios?
Pues Airbnb apareció en 2008 y Uber en 2009 y el cambio que estamos experimentando desde hace unos años es similar, así que todo lo que tiene que ver con la economía colaborativa nos va a afectar. A todos. Sí, a las pequeñas empresas familiares, también. Y es que algunas veces no nos enteramos y creemos que lo que hay fuera no nos toca.
Según el estudio ‘Cuestiones clave a las que se enfrenta la economía colaborativa en Europa’ que el Foro Europeo de Economía Colaborativa (Eucolab) lo dio a conocer en 2016, la economía colaborativa obtuvo unos ingresos estimados de 28.000 millones de euros en 2015.
La economía colaborativa representa ya un 1,4% del PIB español y son datos de junio de 2017.
Pero todo esto, que nos puede sonar a amenaza seria para la viabilidad de nuestras pequeñas empresas, también puede ser una oportunidad increíble.
Se nos está abriendo un camino de posibilidades que antes no teníamos. Y ahí podemos sacar ventaja. Por ejemplo, para reducir los costes de transporte y también para dotar de la capacidad productiva necesaria aunando esfuerzos, para obtener financiación e incluso para crear prototipos e innovar.
Las pequeñas empresas familiares tienen una oportunidad también para abordar ese cambio incorporando a las nuevas generaciones, que tendrán como reto adaptar el negocio al nuevo entorno. Quien mejor, ¿no?
La clave estará en la profesionalización de la empresa, en la formación continua y en contar con un equipo asesor adecuado. ¿Hablamos?
Responsable Área Financiera en Japón Matarí