Sabemos que la mayoría de las familias empresarias están centradas ahora en salir de la actual crisis del COVID.
Y lo sabemos por propia experiencia, la mayor parte del trabajo que hacemos con nuestros clientes estos meses está encuadrado en lo que podríamos llamar el modo de supervivencia.
Buscar formas de reducir costes, optimizar las cadenas de aprovisionamiento, preparar escenarios…
Pero fíjate que decimos “la mayor parte del trabajo con nuestros clientes “ y no todo. Porque algunos ya saben como van a salir de la actual crisis.
Seguro que te preguntas cómo puede ser esto posible, ni siquiera sabemos a qué altura de la crisis actual estamos, cómo va a evolucionar la economía en los próximos meses, qué va pasar con el mercado, cómo va a cambiar el consumo, etc.
Pues verás, como con todo en la vida hay un poquito de suerte. En este caso la suerte consiste en que tu sector no sea uno de los más afectados.
Pero aún con eso hay mejores prácticas, cosas que se hicieron cuando la situación era más plácida y permitió a estas empresas estar hoy en una situación envidiable.
La de estar casi seguros de que van a poder superar esta crisis.
La gestión del patrimonio como palanca de supervivencia
Como en su día escribimos en este artículo, toda empresa familiar debe dedicarse a construir un patrimonio familiar de calidad.
La simple frase anterior encierra un par de acciones muy importantes, vayamos por partes.
Lo primero es el reconocimiento de la necesidad de establecer una capacidad de gestión patrimonial. Este es el primer gran paso que hay que dar y que lleva implícito el reconocimiento de que no es lo mismo gestionar una empresa que gestionar un patrimonio.
Las habilidades necesarias son distintas y puede que hasta contrapuestas, cuando el patrimonio alcanza un volumen significativo es imperativo establecer una unidad para su gestión que normalmente será independiente, o al menos separada, de la gestión puramente empresarial.
Este será un paso muy relevante que toda familia empresaria debe acometer en el momento adecuado.
Pero, ¿de qué forma ayuda la gestión patrimonial a la supervivencia de la empresa en caso de crisis?
Ahí es cuando entra la segunda parte de la que habíamos hablado: es necesario construir un patrimonio familiar de calidad.
Eso significa que debe responder a las necesidades de la familia empresaria que lo gestiona. Estas necesidades normalmente van orientadas a la consecución de la paz y armonía familiares mediante objetivos compartidos y consensuados por todo el grupo familiar relevante.
Pero no se trata de “repartir el dinero” sino de gestionar, tener un sistema de toma de decisiones y de creación de objetivos entre los que tenemos que añadir la creación de un fondo que nos permita un margen de maniobra cuando las cosas vienen mal dadas.
La diversificación, la gran olvidada en la empresa familiar
Esta es la segunda palanca de la que nos gustaría hablar hoy. La tendencia natural en la empresa familiar es mantener el modelo de negocio que ha llevado al éxito a la familia empresaria.
Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?
Parece obvio, pero no lo es tanto.
Las cosas van bien hasta que dejan de ir bien, y es en los momentos de bonanza cuando más tiempo tenemos que dedicar al pensamiento estratégico. La creación de nuevas líneas de negocio es el mejor movimiento defensivo que podemos hacer.
Así disminuimos el riesgo en periodos de crisis, obviamente puede pasar que todas nuestras líneas de negocio se vean afectadas por una determinada crisis pero convendrás en que es menos probable que si solo contamos con una.
Hay varias formas de diversificar, puede ser algo que incluimos en nuestro plan estratégico o podemos utilizar un arma para el que las empresas familiares están especialmente bien posicionadas:
Es la oportunidad para que las siguientes generaciones demuestren su valía, todos sabemos que emprender es difícil pero hacerlo desde el seno de una familia empresaria lo hace un poquito más fácil.
Por el colchón económico con el que los “intraemprendedores” pueden contar, pero también por la estructura que la empresa familiar le puede dar y los conocimientos disponibles en distintas áreas de la empresa.
Conclusión
La mayoría estamos maniobrando a la defensiva, la crisis nos ha obligado porque ha llegado de forma totalmente inesperada y con una profundidad importante.
El mensaje que te traemos tiene dos caras: hay una enseñanza que teníamos olvidada y a la que no está de más prestar atención. Las crisis se presentan de manera cíclica.
Superaremos esta, unos mejor y otros peor. A los que sobrevivan les llegará después un periodo de crecimiento y ahí llega la segunda cara de nuestro mensaje.
Cuando las cosas van bien es muy fácil olvidar que antes han ido mal y que es muy probable que después vuelvan a ir mal. Los momentos de crecimiento son los mejores para prepararse para los malos momentos que sin duda llegarán.
Y quizá entonces te acuerdes de este artículo y utilices alguna de las palancas que te proponemos para preparar tu empresa familiar para la siguiente crisis.