Las empresas familiares representan el 88 % de las organizaciones españolas según datos del Instituto de la Empresa Familiar. De hecho, España es el país europeo con una mayor presencia de este tipo de empresas, que son esenciales para el crecimiento económico y la creación de empleo. Sin embargo, apenas el 7 % de ellas llegan a la tercera generación en España.
¿Por qué la esperanza de vida de estas organizaciones es tan poco halagüeña? Uno de los motivos podemos encontrarlo en una gestión deficiente de las finanzas y economía del negocio familiar. Sin estas funciones en cuanto a la administración, el potencial de crecimiento y desarrollo de la empresa merman.
Una de las principales debilidades que afrontan los pequeños y medianos empresarios es mezclar sus finanzas personales con las finanzas de sus negocios, y cada día de una manera más compleja haciendo confusa la diferencia entre ambas, lo que eventualmente generará problemas de salud financiera en los entornos personales, familiares y empresariales.
Si bien es cierto, los emprendedores encuentran viable y rentable financiar sus emprendimientos con su propia capacidad crediticia, con el tiempo estas ventajas se van convirtiendo en desventajas cada vez más problemáticas.
Comunicación y asesoramiento externo
La comunicación es un ingrediente clave de la empresa familiar dado que sin ella la toma de decisiones financieras se complica. Sin embargo, los desacuerdos, las diferencias de opinión y los problemas son inevitables.
Cuando surgen, la comunicación clara, abierta y constante ayudará a limar asperezas, a encontrar puntos en común que permitan continuar trabajando en equipo y avanzar. Se pueden fijar reuniones periódicas que permitan evaluar los progresos, reducir las diferencias y resolver cuestiones abiertas.
La mejor solución para optimizar la comunicación en la empresa es contar con asesor externo imparcial que no mantenga un nexo de unión con la familia. Las ideas frescas y el pensamiento creativo pueden ayudar a observar la realidad desde otra perspectiva y a enfrentar los problemas.
Remuneración clara
La relación comercial existente entre los miembros de la familia y el negocio debe quedar clara para evitar malentendidos o resentimientos. Definir los salarios, las acciones de propiedad y las obligaciones de cada persona es fundamental. Las expectativas y los límites deben quedar claros desde el inicio de la relación laboral y cada miembro debe comprender qué se espera de él y cuáles son las consecuencias de incumplir esas expectativas.
Por otro lado, una de las grandes debilidades de los negocios familiares es mezclar las finanzas personales con las finanzas corporativas. Este hecho acaba generando problemas de salud financiera.
Por este motivo, una vez definidos los salarios es preciso hacer un esfuerzo por diferenciar de forma meridiana las finanzas personales de las de la empresa y hacer una correcta gestión de los recursos asignados. Cada miembro sabe desde el inicio con qué salario mensual cuenta para hacer frente a sus gastos individuales y no puede recurrir a la caja de la empresa para solventar cualquier imprevisto.
Gestión del patrimonio
La gestión del patrimonio debe estar en línea con la estrategia y los objetivos empresariales, y este es uno de los grandes retos de los negocios familiares. Por patrimonio financiero de la empresa entendemos el conjunto de:
- Bienes (tangibles e intangibles como patentes, inmuebles, equipos…).
- Derechos (créditos recibidos por la organización por sus actividades como las cuentas por cobrar a clientes o los préstamos concedidos por ventas a crédito, por ejemplo).
- Obligaciones (responsabilidad que debe afrontar la organización como deudas con entidades bancarias o la Administración, por ejemplo).
La suma de los bienes y derechos conforman los activos de la empresa, mientras que las obligaciones representan los pasivos. La diferencia entre el activo y el pasivo se conoce como patrimonio neto y representa el valor del negocio.
Calcular y conocer estos índices resulta vital para llevar a cabo una planificación y gestión de las finanzas patrimoniales que se ajusten a las necesidades y las prioridades particulares de cada negocio.
Contabilidad al día en la empresa familiar
Una óptima gestión de las finanzas corporativas pasa por un control minucioso del flujo de efectivo y financiero para conocer el resultado de las operaciones. Este seguimiento de transacciones comerciales se logra a través del registro de los libros contables de la empresa (Libro Diario, Libro de Inventario y Cuentas Anuales).
Los negocios familiares deben anotar todos aquellos gastos fijos (independientes de la producción) y variables (cambian en función de la producción) que atañen a la organización, además de tener claros los recursos con los que cuenta y su solvencia económica.
Toda esta información es clave para planificar presupuestos, calcular el rendimiento del negocio y averiguar si se están cumpliendo los objetivos marcados, en definitiva, para valorar el funcionamiento económico y financiero del negocio.
Formación de calidad
El inmovilismo, la incompetencia y la inexperiencia son frenos a la gestión y/o administración financiera y al desarrollo de la empresa familiar. La formación es la baza que pueden jugar este tipo de proyectos para solventar esas carencias. Los miembros de los negocios familiares que persigan el desarrollo y el liderazgo en la industria necesitan apostar por formación especializada.
Esta educación no solo les reportará nuevas habilidades, conocimientos y aptitudes, sino que les permitirá conocer otro tipo de organizaciones, abrir miras hacia nuevas estrategias y aprender de esas experiencias compartidas. Todos estos aprendizajes revertirán en la correcta gestión financiera del negocio y en su crecimiento.
El mercado global, dinámico y digitalizado requiere verdaderos profesionales al frente de las empresas familiares. Por ende, la cualificación resulta imprescindible y debe verse no como un gasto, sino como una inversión a futuro.
Los empresarios familiares también tienen el reto de formalizar sus finanzas personales, empezando por la formalización de sus ingresos, ya sea vía dividendos, vía sueldos, o una combinación de ambos. Recuerde que desde este año el dinero que saque de su empresa y sea considerado por su contador como dividendo será sujeto a un impuesto de 10 por ciento sobre lo retirado.
Por otro lado, también es una oportunidad para los empresarios familiares de vincular a sus familiares al negocio como empleados, de asignarles alguna responsabilidad que los mantenga al tanto de la actividad de la empresa, y que permita que la empresa se haga responsable de sus gastos de capacitación y entrenamiento si el deseo del empresario es suceder la empresa a sus sucesores en el futuro. Esto permite asignar a la empresa familiar la responsabilidad económica de preparar a su talento familiar y generar un vínculo laboral que refuerce el vínculo familiar, y a la vez, es una forma de reducir la carga fiscal sobre la cabeza de la empresa y la familia.
¿Necesita apoyo y acompañamiento en la gestión de su empresa familiar? Podemos ayudarle, ¿hablamos?
Fuentes:
(1) Cámara de comercio
(2) El nuevo Herald