La pandemia puso de manifiesto la necesidad de que las organizaciones sean lo suficientemente flexibles para transformarse y adaptarse a los cambios en su entorno, y las empresas familiares no son la excepción.
La palabra ‘cambio’ ha tomado un significado distinto en los últimos años. Ha pasado de concebirse como algo aislado y puntual a convertirse en una necesidad global y prioritaria en las compañías, es decir, a tener que formar parte de su cultura y su ADN. Las organizaciones se han visto obligadas a adoptar una cultura de transformación continua para adaptarse a unas circunstancias y a un futuro que sabemos incierto. En este punto se encuentra sumida la empresa familiar.
El concepto de transformación se refiere a instaurar y fomentar una cultura de adaptación constante, anticipándose a los requerimientos de los grupos de interés con una visión a futuro.
Impulsores del cambio en la Empresa Familiar
En las empresas familiares, el agente de cambio debe ser la familia propietaria, quienes deben tener un enfoque proactivo, visualizando la manera en la que el negocio tiene que adaptarse para seguir siendo competitivo, anticipándose a posibles retos o aprovechando oportunidades, sin dejar de lado los objetivos y valores que se hayan planteado previamente.
Regularmente, la cultura de transformación en empresas familiares se va arraigando con el cambio generacional. En la primera generación, el fundador desempeña múltiples funciones, trabajando para que la organización crezca y se consolide en el mercado. A medida que se involucran las siguientes generaciones, comienza un choque entre “lo que siempre se ha hecho” y las perspectivas de los nuevos integrantes.
Conforme se trabaja en institucionalizar a la entidad y se van definiendo responsabilidades claras, es vital mantener una cultura de transformación que permita a los integrantes de la familia y a los empleados en general plantear soluciones y proponer modificaciones que le permitan al negocio seguir evolucionando.
Uno de los mecanismos para lograrlo es la inclusión de consejeros independientes en los órganos de gobierno. Esto permite romper la ceguera de taller, retar el statu quo e incorporar distintas perspectivas de personas que conocen la industria.
En este proceso de evolución, también será crucial que toda la familia y la empresa, incluyendo consejeros independientes, tengan clara la misión del negocio y los valores familiares para que todos los esfuerzos de transformación se encuentren alineados con estos dos ejes, lo que incrementará las posibilidades de perdurar.
Cultura de responsabilidad en la Empresa Familiar
Las empresas familiares tienen unas características particulares favorecedoras de las estrategias de RSE. Tales como compromiso con los trabajadores, viabilidad y perdurabilidad de la empresa, ya que sin duda suponen su autoempleo en muchas ocasiones o, unidad en torno a un proyecto personal y de vida, valores compartidos, etc. Destacando por encima de todo en la empresa familiar competitiva y de éxito, unas claves en común: visión a largo plazo, valores y cultura de compañía.
La buena gobernanza y el liderazgo socialmente responsable y sostenible son las bases en las que se sustenta la empresa familiar comprometida con sus principales grupos de interés y en su entorno más cercano.
La misión y visión de la empresa parte de un órgano de gobierno transparente y estructurado, el consejo de familia y de administración, en los que la estrategia RSE y acción social sea parte de sus códigos de conducta y de sus objetivos.
Ya hablábamos hace unos meses en nuestro blog sobre cómo la Responsabilidad Social está muy presente en la empresa familiar tras este periodo de cambios y convulsión provocado por el COVID.
Crecimiento acelerado
El crecimiento y la innovación son fundamentales para el éxito sostenido de una empresa familiar, pero su consecución puede ser un reto.
Un desafío para una empresa familiar es cómo fomentar el espíritu empresarial entre las sucesivas generaciones de integrantes de la familia a medida que la empresa madura. Sin esto, una empresa puede estancarse y la riqueza de la familia disminuirá con el tiempo.
Otro desafío es equilibrar la necesidad de crecimiento con la necesidad de ingresos y capital de los propietarios. A medida que aumenta el número de propietarios familiares, los beneficios que podrían utilizarse para financiar el crecimiento de la empresa pueden desviarse para satisfacer las demandas financieras de los miembros de la familia. Garantizar que cada uno pueda contribuir al éxito comercial de la empresa es otro reto.
En Japón Matarí estamos especializados en estudiar cada caso con detenimiento, nos comportamos como miembros de la familia empresaria, comprendemos sus inquietudes y empatizamos con sus objetivos para hacer un acompañamiento real en el progreso y la mejora continua, ¿hablamos?
Fuentes:
(1) KPMG
(2) Eleconomista
(3) Forbes
(4) EY