La atención cada vez mayor a los procesos de internacionalización de las empresas familiares se debe, en parte, al hecho de que se comporte como una herramienta para revitalizar tanto el sistema familiar como el sistema empresarial.
La Internacionalización de la Empresa Familiar supone un desafío que, en este sector no siempre resulta fácil, ya que requiere coraje y predisposición por parte de los empresarios a la apertura a nuevos horizontes, a experimentar con caminos hasta ahora inexplorados, además de preparación y convicción de perseguirlos a lo largo del tiempo.
A pesar del complejo escenario geopolítico y económico al cual el mundo entero se enfrenta, sería un error estratégico imperdonable que las empresas familiares volvieran a caer en las fronteras nacionales renunciando a la internacionalización. Una de las fortalezas de la familia empresaria es el valor, la capacidad de ver oportunidades incluso en tiempos de crisis.
La internacionalización es una necesidad vital para nuestras empresas que quieren seguir creciendo.
Unos de los pasos previos a la llegada a un país extranjero y antes de empezar un nuevo proyecto de expansión es la planificación de los varios procesos. Esto nos ayudará a diseñar el productos o servicio que satisfaga las necesidades de usuarios de todas las regiones, culturas e idiomas.
Localización
La desaceleración de los procesos de globalización a causa del impacto que la crisis ha causado en las empresas, está dando lugar a un nuevo mapa económico de los mercados internacionales y a una reconfiguración de las cadenas de suministro mundiales.
La localización, es el proceso de adaptar el producto a mercados objetivo y concretos una vez que se ha producido la internacionalización.
Mientras que en el proceso de internacionalización se desarrolla un producto que se adapta fácilmente a muchas audiencias en distintos países, en el proceso de localización se toma ese producto y se logra que sea altamente relevante para un mercado específico.
Este proceso puede representar una gran oportunidad para nuestras empresas, especialmente las medianas, que deben estar listas para entrar en la reconfiguración de las cadenas de valor de mediano y corto alcance.
Posicionamiento en el mercado
En el nuevo escenario al que nos enfrentamos, se hace necesario apostar por productos y servicios que ofrezcan innovación, creatividad, diseño.
Las marcas se han convertido en motores del crecimiento y la competitividad, generando, además, un efecto determinante sobre la propia imagen comercial del país de origen.
Es importante poner en valor el peso de un apellido en la empresa familiar, cómo se constituyen marcas que cuentan con un peso especial en el mercado, generando un fuerte sentido de confianza en los consumidores y clientes y que, de ser bien gestionados, puede llegar a los mercados más internacionales conservando dicha esencia: alto contenido estético y funcional, diseño y habilidades de comunicación. El reto radica en ser capaz de comunicar dicho valor añadido.
La presencia digital. Adaptación al cambio
Llegar a clientes potenciales en mercados geográficamente muy lejanos es una cuestión crucial, especialmente para muchas empresas familiares y pymes.
Para afrontar con éxito la internacionalización es también imprescindible incorporarse al mundo digital, no solo porque se abren oportunidades de crear nuevos negocios, sino porque los tradicionales, los más maduros, están también “obligados” a reinventarse.
A nivel mundial, aproximadamente uno de cada dos consumidores dice que ha cambiado su comportamiento de compra debido a la pandemia y quiere mantener nuevos hábitos de compra en el futuro. Este es un cambio que llegó para quedarse.
Las empresas deben tomar plena conciencia de esta revolución de lo digital.
El éxito de las empresas en la internacionalización dependerá, más que nunca, de su capacidad de incorporar la digitalización en el modelo de negocio y de explorar todas las oportunidades que presenta.
Métodos de pago digitales, proporcionar cadenas logísticas para la entrega de productos en el extranjero, diseñar procesos internos centrados en la gestión de las relaciones con los clientes, invertir en nuevas habilidades con expertos en marketing digital y gestión de redes sociales, son solo algunos ejemplos de lo que se entiende por transformación digital. Se trata de crear experiencias innovadoras.
Según las conclusiones del informe Las empresas familiares ante el reto de la innovación, de EY, la empresa familiar innova más y mejor que las empresas no familiares. En igualdad de condiciones, las compañías en manos de familias tienen una visión a largo plazo que impulsa la innovación y fomenta un ecosistema más favorable a la experimentación y a la creación de valor a largo plazo.
La visión a largo plazo, la preservación del legado familiar o el mantenimiento de estrategias coherentes y sostenibles aportan los elementos necesarios para impulsar la innovación. Es esta capacidad para gestionar el futuro a partir de un pasado sólido lo que permite dedicar recursos a procesos cuyo resultado se desconoce, pero que cuando abordan de manera controlada sirven para apuntalar y consolidar los pilares de la organización.
La gestión de las empresas hoy es considerablemente diferente a la experiencia que tuvo la generación anterior, y pasará lo mismo con la siguiente.
Fuentes:
(1) EY
(2) realinstitutoelcano.com
(3) lionbridge.com/es/
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